martes, 17 de marzo de 2009

55.

Limabas asperezas, plusvalías,
en las plazas ocultas, despojadas, invalidas.
Comías fruta verde, carcomida,
una naranja azul, gris, verde de tan blanca.
Encontrabas amores, soledades más amplias
sin venganza.
Hasta que terminaste en pozos de mercurio, en calle Rivadavia
repartiendo amenazas.
“A vos te mato” “A vos” “A vos” “A vos te mato”.
“Te aprieto como a un pollo que se llena de arañas.”
“Vení, Vení, vas a encontrar un mal atornillado, esclavo, mutilado”.

Pero no es menor mal, querido Carlos,
por no poder volar,
y aunque estés muerto,
Nunca vas a dejar de disfrutarlo,
De adorarlo.

Las luces de neón, las siete luces,
Que alumbraban tu cara en tu velorio,
En ese paganismo tan macabro
Resaltaban los vidrios en tu frente
Los vidrios de ese taxi disfrazado de auto
A contramano.

“¿Por qué a él? ¿Por qué a él?
¿Por qué a él que era bueno
Y no era malo?”
¿Por qué a él? ¿Por qué a él?
Siempre supe por qué,
Y me la jugué callado.

1 comentario:

ALBIN dijo...

tu arte es atípico, como si en el hípico corrieran lagartes de espuma en el húmero, y no se les viera el número


-ALBIN-

Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.