Lacrimógeno y gris es el espacio,
En donde se acumulan los recuerdos.
Difuso el sentimiento de la espada
Que atraviesa las horas, los lamentos.
Como si Dios, aquel en que no creo,
Me hubiese regalado algún sentido,
Pero a la vez el metafísico castigo,
De no poder usarlo y comprenderlo.
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