Modernas avenidas disecadas,
El asfalto quebrado y derretido
Por el sol. Te mostré enormes
Cascabeles colgando de los árboles.
Miraste las estatuas, con caras constreñidas
Preguntaste quienes eran. “Estatuas”,
Te dije, y sonreíste, infantil y
Arcaica, como el agua en los cordones
De las veredas. La ciudad y el campo
Fueron uno ese día de verano
En el que salía nieve de tus poros,
Y las hojas marrones caían de tus ojos,
Como ojos que caen de los ojos del sol.
sábado, 20 de septiembre de 2008
Suscribirse a:
Entradas (Atom)